El 29 de noviembre marca el aniversario de la pascua definitiva del P. Jorge Cela SJ, un hombre cuyo impacto trascendió fronteras y generaciones. Fundador de los Centros Loyola en Cuba, exdirector internacional de Fe y Alegría, y presidente de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL), Jorge Cela fue mucho más que un líder: fue un profeta, un educador, un amigo de los pobres y, siempre, un hombre de buen humor cuya sonrisa a flor de labios iluminaba cualquier encuentro.

Un hombre al servicio de la Compañía y la humanidad
Nacido en La Habana en 1941, Jorge Cela dedicó su vida a seguir el llamado de Jesús, guiado por la espiritualidad ignaciana que transforma a quienes tienen un encuentro profundo con el Señor. Tras un recorrido de formación y servicio en países como Venezuela, España, República Dominicana, Canadá y Puerto Rico, se convirtió en sacerdote en 1970 y asumió diversos roles que reflejaron su pasión por la justicia social y la educación popular.
Su entrega a los barrios marginados de Santo Domingo, donde trabajó por 30 años, fue un testimonio de su amor incondicional por los pobres. Allí vivió en comunidades insertas, enseñó en universidades y lideró iniciativas que buscaban transformar realidades, siempre desde el acompañamiento cercano. En todo momento, su carácter afable y su sonrisa cercana le permitieron conectar con personas de todas las edades y contextos.
Líder en Fe y Alegría y la CPAL
El P. Jorge Cela asumió la dirección de Fe y Alegría en República Dominicana en 2003 y, posteriormente, la coordinación internacional de esta red educativa, que busca llevar educación integral a los sectores más vulnerables del mundo. Durante su tiempo como presidente de la CPAL, su liderazgo fue decisivo para consolidar proyectos de gran alcance en América Latina y el Caribe, siempre con una visión centrada en las personas y sus potencialidades.

Un educador que hacía crecer
Más que un teórico, Jorge Cela fue un educador que enseñaba con su vida. Su capacidad de escuchar, su paciencia para esperar y su respeto hacia las personas, independientemente de su formación o posición, dejaron una huella imborrable. Creía en el liderazgo compartido y en la posibilidad de construir juntos, siempre desde una mirada esperanzadora. Y todo esto lo hacía con una amabilidad inigualable y un buen humor que convertía cualquier desafío en una oportunidad para crecer.
Su legado en los Centros Loyola
En Cuba, como fundador y director de los Centros Loyola, consolidó espacios de encuentro, aprendizaje y compromiso social. Estos centros son hoy un reflejo de su visión, donde se vive la espiritualidad ignaciana al servicio de los más necesitados.
Un recuerdo que inspira

El P. Jorge Cela SJ fue un hombre que habló más con su vida que con sus palabras, recordándonos que el compromiso con el Evangelio se traduce en acciones concretas. Su ejemplo nos invita a seguir luchando por un mundo más justo, donde los rostros de los pobres no sean invisibles y donde la esperanza sea siempre más fuerte que la miseria. Y, por encima de todo, nos deja como herencia su sonrisa, que continúa siendo un faro de alegría y esperanza.
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