Celebración fraterna entre colaboradores del Centro Loyola Reina
En la tarde del jueves 31 de julio, el Centro Loyola Reina vivió una emotiva jornada de cierre para su 15º aniversario.
La celebración comenzó a las 2 de la tarde con un encuentro fraterno que reunió a colaboradores y miembros del equipo en un espacio de reflexión y saludo mutuo, lleno de alegría y gratitud.
El momento inicial fue acompañado por la proyección de un video sencillo pero lleno de significado, que repasó los hitos y logros del último año, mostrando la dedicación y el compromiso que todos han puesto en el crecimiento del centro y sus proyectos. Este recorrido visual despertó en los presentes el sentido de pertenencia y la conciencia de un camino construido desde el servicio y la entrega constante.
Un programa cultural animado por talentos internos
El programa cultural que animó el encuentro estuvo protagonizado por los propios colaboradores del Centro, quienes con su talento y entusiasmo dieron vida a un espacio cálido y alegre. Destacaron tres momentos inolvidables: el monólogo humorístico presentado por el profesor Berazain, la interpretación con voz adorable de Antonia en un repertorio de boleros, y el cierre musical a cargo del profesor Christopher Simpson. Estas expresiones artísticas fortalecieron los lazos comunitarios y regalaron sonrisas y emoción a todos los presentes.
Misa solemne en honor a San Ignacio de Loyola
Ya al caer la tarde, gran parte de esta comunidad se reunió en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola, ubicada en el mismo complejo de Reina, para participar en la misa solemne con motivo de la fiesta patronal en honor a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y seminal figura de la espiritualidad ignaciana.
La Eucaristía fue presidida por el Cardenal Juan de la Caridad, quien en su homilía recordó el compromiso que inspira a todos en el Centro Loyola Reina: vivir el lema ignaciano “En todo, amar y servir”. Un llamado a buscar la mayor gloria de Dios entregándose al servicio humilde y efectivo hacia el prójimo, construyendo así un mundo más justo y humano.
El llamado ignaciano: “En todo, amar y servir”
Este encuentro espiritual fue una invitación a renovar la fe y la misión compartida, reconociendo en San Ignacio y su legado una fuente constante de inspiración para acompañar integralmente a las personas, especialmente en su crecimiento personal y comunitario.
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