Casa Común: Sembrando Raíces de Conciencia en el Centro Loyola Reina

Marzo ha sido un mes de transformación y crecimiento para los integrantes del proyecto Casa Común del Centro Loyola Reina. Desde ese espacio, la naturaleza y la educación se entrelazan para sembrar conciencia ambiental en niños y niñas.

Muchas vivencias han marcado este periodo, donde pequeños ambientalistas han comenzado a caminar un sendero de conocimiento sobre el cuidado y la protección de las plantas.

El inicio de esta nueva etapa fue acogido con frescura y alegría, gracias a la presencia de una invitada especial: Kathy, una de las mentoras del proyecto Convivir, el cual acompaña a niños, niñas y adolescentes en su viaje por el emprendimiento.

Durante su visita sabatina, los pequeños no solo aprendieron sobre la importancia de las plantas, sino que también participaron en dinámicas y juegos que, más allá de entretener, fomentaron el trabajo en equipo y el entendimiento de la responsabilidad que implica cuidar de nuestro entorno. A través de estas dinámicas también dialogaron y desarrollaron términos relacionados con la temática.

Las actividades físicas fortalecieron sus cuerpos, al tiempo que los acercaron a la esencia misma del mundo vegetal: las partes de las plantas, sus ciclos de vida y el vital papel que desempeñan en nuestro ecosistema.

Los resultados fueron tan gratificantes que, al final de la sesión, los rostros de los niños y niñas brillaban con la satisfacción de haber aprendido algo nuevo, mientras los padres disfrutaban de la experiencia junto a ellos.

Aprendizaje con Raíces: Juegos, Cine-Debates y Semillas

A medida que el mes avanzó, realizaron cine-debates en los que se abordó la crucial temática de la salvaguarda de los bosques. Estos encuentros no solo sirvieron para informar, sino que también ayudaron a despertar en los beneficiarios una pasión por la conservación de la naturaleza. Las proyecciones de películas acompañadas de diálogos estimularon su curiosidad y les ofrecieron un espacio seguro para expresar sus pensamientos y emociones sobre el medio ambiente.

Un momento particularmente emotivo fue cuando todos los participantes tuvieron la oportunidad de sembrar su propia semilla. Con manos pequeñas y llenas de inocencia, cada niño eligió su forma de decorar su recipiente para el semillero y, bajo la guía de los facilitadores, prepararon el terreno para darle vida a cada semilla colocada sobre algodón.

De esta manera, los niños, niñas y sus familias de Casa Común acogieron la primavera con alegría y una nueva misión: cuidar y conocer el vasto mundo de las plantas.

El aprendizaje toma una forma tangible, y cada pequeño ahora es un guardián de la naturaleza, un embajador del cuidado ambiental en su hogar al llevarse a casa su semilla y disfrutar del proceso de la germinación.

Familias Ecologistas: Resiliencia y Convivencia en el Parque de la Felicidad

¿Recuerdan el parque de la Felicidad? Nuevamente se ha convertido en un espacio de encuentro para las familias ecologistas del Centro Loyola Reina. Bajo las normas impuestas por los propios pequeños, padres e hijos compartieron de manera improvisada un sábado de convivencia con la naturaleza.
Entre conversaciones, juegos, risas… transcurrió una experiencia nueva y resiliente ante la falta de electricidad en la ciudad.

El Club de Sabios: Padres como Guías del Cuidado Ambiental

Las actividades no se limitaron solo a los pequeños. Durante dos semanas, los padres también participaron en encuentros grupales: El Club de Sabios de Casa Común, bajo la tutela de José.

Estos momentos no solo sirvieron para compartir experiencias, sino que se convirtieron en un espacio de reflexión y aprendizaje. Los adultos encontraron nuevas formas de trabajar desde su individualidad, enriqueciendo su rol como guías en el proceso formativo de sus hijos.

Sembrando Pasión por la Naturaleza: De la Semilla al Compromiso

La familia de este proyecto crece cada sábado, y con ella cada interacción y risa compartida, motivadas por el deseo de cultivar un entorno más saludable para las futuras generaciones.
Así, lo que comienza con un simple interés por las plantas se transforma, con pequeños pasos, en una pasión por proteger nuestro planeta.

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