El inicio de la construcción de la escalera

Un carpintero comenzó un día a construir una escalera.Mientras trabajaba, un vecino se acercó y le pidió un pequeño pedazo de la escalera. Le dijo que ese tramo le serviría mucho y que apenas perjudicaría la obra. El carpintero, tras pensarlo un momento, le dio el pedazo solicitado. El vecino se fue contento y agradecido.

Los pedidos de ayuda y la generosidad del carpintero

Después llegó otra persona que le pidió usar unos peldaños para poder trabajar y alimentar a sus hijos. El carpintero aceptó y le regaló lo que necesitaba. El hombre se fue también con gratitud, y el carpintero continuó su trabajo.

Más tarde, una mujer pobre se acercó y solicitó un pedazo de madera para reparar la pared de su casa por donde entraba el viento. El carpintero accedió a su pedido, y la mujer partió feliz y agradecida.

La solidaridad en tiempos difíciles

Con el paso del tiempo, fueron muchas las personas que llegaron pidiendo pedazos de la escalera. El invierno era duro y la miseria grande, pero el carpintero seguía entregando lo que le pedían, incluso para quemarlo como leña y combatir el frío.

La reflexión del carpintero

Ante esto, reflexionaba: “No comprendo, mujer. Mi escalera es cada vez más chica y, sin embargo, ¡subo por ella al Cielo!”

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