La Voluntad Inquebrantable de Aprender: Historias de Superación en la Tercera Edad
Todos los jueves, mientras La Habana despierta, un grupo de personas demuestra que la edad es solo un número se reúne en el Centro Loyola Reina. Con más de 50 años, otros ya en la tercera edad y algunos con más de 80 años, atraviesan distancias largas, sorteando la falta de transporte, para llegar a sus clases. Su meta: dominar Windows 11 y Office 2019, herramientas que no solo les permiten mantenerse conectados con el mundo digital, sino también mejorar su calidad de vida y ser independientes en esta etapa de sus vidas.

Inspirados por un Slogan de Época
Su guía es un lema icónico de Microsoft de los años 90: «Hasta donde quieres llegar». Este eslogan se ha convertido en una fuente de inspiración para ellos, simbolizando su determinación por alcanzar nuevos horizontes en la tecnología, a pesar de las barreras que podrían parecer insuperables.


La Sed de Conocimientos
Lo que motiva a estas personas no es solo el deseo de aprender algo nuevo, sino también la necesidad de ser independientes en esta etapa de sus vidas. Algunos incluso buscan adquirir habilidades para reincorporarse al mundo laboral o mejorar su calidad de vida a través de la tecnología.
Desafíos y Superación
Aunque el entusiasmo inicial fue alto y muchos se matricularon, la realidad ha presentado desafíos significativos. Algunos han tenido que abandonar temporalmente debido a enfermedades, la lejanía del centro o la necesidad de elegir entre varios cursos debido a limitaciones de tiempo. Sin embargo, estas barreras no han detenido a todos.
Eva , después de más de un mes ausente por motivos de salud, nos envía un efusivo mensaje anunciando su alta médica y expresando su ansiedad por retomar las clases. Aunque su médico le recomienda evitar largas caminatas, su determinación es un ejemplo de la voluntad inquebrantable que caracteriza a este grupo.
Efrén Sosa es otro ejemplo inspirador. A pesar de no tener una computadora en casa porque está rota, continúa asistiendo al curso y practicando con los materiales proporcionados. Camina más de cinco kilómetros al Centro Loyola para no perderse una sola clase.
Nuris , una de las alumnas más jóvenes, enfrenta el desafío de cuidar a sus mayores en casa y trabajar al mismo tiempo. Aunque su horario laboral a veces coincide con el del curso, sigue asistiendo y repasando en casa. Para ella, este curso es vital porque le permite hacer algo por sí misma. Comenta que «el conocimiento no ocupa sitio» y que cada barrera superada es un estímulo para seguir adelante.
Daysi, con sus 83 años, nos compartió su historia en una entrevista. Comienza con una frase que resume su espíritu: «Tengo 83 años, estoy jubilada pero no descontinuada». Su testimonio es un poderoso recordatorio de que la edad no es un límite para seguir aprendiendo y creciendo.

Estas historias de superación nos recuerdan que el aprendizaje no tiene edad y que la voluntad de crecer es lo que verdaderamente importa. Sin embargo, hay muchas más historias motivadoras dentro de este grupo que iremos develando en otra ocasión. Además, nos acercaremos a otros participantes del curso de Telefonía Móvil, quienes también tienen experiencias inspiradoras que compartir. Por ahora, estas historias nos inspiran a seguir adelante, sin importar las barreras que podamos enfrentar.
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El honor es de nosotros adultos mayores de tener un «Centro Loyola «,en especial a usted y demás profesores, por el interés de superarnos(con la Pasiencia y Constancia)que tienen con nosotros. Gracias por ayudarnos a desaprender de lo negativo de la vida y poder aprender de lo positivo. Continúen así, creo que vale la pena y que las demás personas saquen sus propias conclusiones.
En Nombre de todos los Profesores y colaboradores del Programa Otoño Gracias